Algunas pinceladas para intentar aclarar que es eso del TTIP («ti, ti, ai pi»), tratado de libre comercio, tratado transatlántico, o simplemente el acuerdo.
La primera vez que oí esas letras horribles pensé que se trataba de un nuevo modelo de teléfono inteligente. Pero aunque seguro que algún magnate de las telecomunicaciones anda cerca, el TTIP, son las siglas en inglés del tratado (acuerdo regulado) transatlántico (de un lado a otro del océano atlántico) de comercio (negocio) e inversiones (más negocio). Es decir, que se trata de «un acuerdo con carácter de norma entre los países que forman la unión económica europea y los estados unidos de norteamérica cuyo fin es el negocio». Bajo el paraguas del acuerdo se engloban un sinfín de regulaciones, clausulas y liberalizaciones con un impacto directo sobre la ciudadanía y que podrían suponer el mayor ataque a la soberanía y la democracia de los pueblos. Disfrazado de progreso y crecimiento ilimitados ha conmocionado a muchas fuerzas políticas que no ven más allá de sus negocios y salvo algunas filtraciones las negociaciones se mantiene en el más estricto secreto.
Así que intentaré explicar de manera sencilla que hay detrás de tanta sigla y tanto ruido.